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Cárcel provincial

La cárcel acogió a huéspedes históricos

En mayo de 1936, poco antes de la Guerra Civil, ingresó en la prisión provincial coruñesa la plana mayor de la Falange local, que entonces contaba con poco más de 40 afiliados. Acusada de desórdenes públicos y de tentativa de conspiración contra el Gobierno que en aquel entonces ostentaba el Frente Popular.

Los dirigentes fueron puestos días después en libertad condicional. Como recuerdo, se hicieron una foto con el fondo de la cárcel. Estaban entre ellos personajes tan conocidos de la ciudad como Rafael Salgado Torres, Naya, Roldán y Mariño. No estaba su jefe, Juan Canalejo, que pudo esconderse y salir posteriormente para Madrid, donde participó en una reunión de mandos, bajo la presidencia de José Antonio.

Iniciado el alzamiento contra la República, acabaron en ella numerosos republicanos, muchos de los cuales tuvieron un final trágico, como el diputado José Miñones, el gobernador civil y su esposa, Juana Capdevielle; el comandante Gonzalo Tejero, los hermanos de la lejía, el diputado socialista madrileño Rufilanchas. Otros consiguieron sobrevivir, como el diputado José García Ramos, que ayudó como médico; Domingo Quiroga, Arturo Taracido.

Hija de Casares Quiroga

Ya en las semanas finales de la Guerra, estuvo entre las paredes del presidio Esther Casares, hija del que fue jefe del Gobierno de la República Casares Quiroga. Esther provenía de Ferrol, en cuyo hospital naval estuvo detenida e internada, pues tenía tuberculosis. No había acusación contra ella, excepto ser hija de su padre. Poco después sería puesta en libertad condicional y no pudo salir de A Coruña hasta 1955, en que se exilió en México.

Huéspedes trágicos fueron los comunistas Gayoso y Seoane, detenidos por la policía coruñesa en 1948, tras sangrienta persecución por las calles de la ciudad (Seoane perdería un ojo). Sometidos a consejo de guerra sumarísimo, fueron condenados a muerte y ejecutados en la propia cárcel mediante el garrote vil, siniestro instrumento más propio de la Edad Media. Rafael Alberti los incluiría en un poema posterior como homenaje a los luchadores antifranquistas.

Otro huésped conocido fue el mexicano Jalisco, autor, a finales de los 40, del triple crimen de Arillo (Oleiros), en donde mató a su mujer, su suegra y su cuñada. Jalisco tuvo suerte, pues le condenaron a 26 años de cárcel. A su salida, volvió a matar, esta vez en Canarias, a su nueva mujer.

Pero, quizás, el más famoso huésped de la cárcel coruñesa haya sido el guerrillero Benigno Andrade, Foucellas , detenido en Betanzos en marzo de 1952. Para que hablase, fue sometido a lo que eufemísticamente se denominaba «hábil interrogatorio». En su caso, como se había fracturado una pierna, no le enyesaron según el método tradicional, sino que le colocaron una venda provisional, moviéndole las dos partes del hueso de la pierna fracturada, lo que le provocó horribles dolores. El guerrillero, sometido a consejo de guerra sumarísimo, fue ejecutado, con garrote vil, en las dependencias de la propia prisión provincial, a primeros de agosto de ese año. Vino desde Burgos un famoso verdugo.

carcel_provincial.1464290077.txt.gz · Última modificación: 2024/02/22 14:46 (editor externo)

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