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dMudanza / La mirada
La historia de las personas es, ante todo, la historia de los lugares que habitan
Motivaciones personales: investigar
Obviedades, ambigüedades y preguntas:
✔ ¿Cómo se construye la normalidad?
✔ ¿De donde sale la innovación?
✔ ¿Cómo innovan las ciudades?
✔ ¿Cómo encaja el día a día en el progreso?
Cuando hablamos de ciudades no hay un único protagonista sino diferentes niveles que interactúan sin proponérselo y sin conocerse.
En las ciudades el auténtico protagonismo corresponde a los eslabones. No hay un orden que permita definir la relación causa/efecto, hay que empezar en algún punto del relato y dejar que se desarrollen los diferentes hilos:
Actores de/en la vida pública: Personas que son actores que son personajes que son personas
Las cosas ocurren antes de que sucedan
¿Es la ciudadanía un reflejo de sus gobernantes o son sus gobernantes una mera proyección de la ciudadanía?
Si la ciudad es la protagonista todos somos actores pero, ¿qué es la ciudad sino personas? ¿Cómo abordar estéticamente una (de)construcción de la ciudad?
Para que la historia de las personas no se convierta en la memoria de la nostalgia es necesario superar la tentación de la horizontalidad, es decir, hay que moverse entre los distintos niveles de conversación, negociación y presiones que configuran el día a día, las diferentes realidades que suceden antes, durante y después. Porque las cosas ocurren antes de que sucedan.
Pretender construir el relato en tercera persona incardinando los distintos mensajes es falsear la complejidad de la realidad. Relatar algunos acontecimientos impactantes, como lo sucedido el 11S o el 11M tiene un efecto globalizador. Si a los hechos le vamos enganchando diferentes historias personales la historia se humaniza, pero siempre será el hecho central lo que domine. ¿Es suficiente?
La ciudad invisible
La perspectiva del tiempo permite juntar el reflejo de hechos y datos con la reflexión más sedimentada, apartada de la prisa que imprime seguir el ritmo que marca la actualidad. Porque la evolución de estructuras de este calibre responde a complejas casuísticas en las que confluyen intereses particulares y generales, y que necesariamente van comprendidas en un complejo entramado legal, presupuestario y logístico.
Por supuesto que importa el contexto político, la Historia de los propios antecedentes de Repsol lo demuestra, pero también la propia geografía humana de su enclave y la idiosincrasia de sus gentes. Porque hasta, o cada vez más, las grandes empresas tienen que cuidar lo local para poder competir en lo global.
La perspectiva local
Las instalaciones petrolíferas comienzan a construirse a finales de los 50 y entran en funcionamiento en marzo de 1964. La previsión de operativa y desarrollo de las necesidades de, en ese momento, Petroliber, dejan su huella en la expansión que por aquel entonces el urbanismo empezaba a tener hacia el este y el sur.
El trazado del oleoducto tiene una extensión considerable, con un recorrido de más de 6 kilómetros. Esto genera hostilidad entre la ciudadanía por la sombra de la amenaza que implica, a pesar de no haber causado ningún incidente en estas décadas. Sin embargo, de alguna manera su construcción fue lo que provocó la existencia de sendas verdes (como se aprecia en la fotografía), a pesar de que la población ya ni lo recuerde. El Plan de Traslado de Repsol lo ha vuelto a traer a primera línea y aunque al oleoducto le quedan aún unos años, la ciudadanía empieza también a tener propuestas propias.
Las instalaciones iniciales de Repsol en el puerto de San Diego quedaron muy visibles y son precisamente las que se van a trasladar en los próximos años al puerto exterior de Punta Langosteira. Estas instalaciones tienen hasta un referente cinematográfico en “La familia y uno más” (Fernando Palacios, 1965) cuando Alberto Closas viaja a Coruña por motivos de trabajo.
El asentamiento de este núcleo industrial nació, pues, no sólo como motor económico sino también como elemento estético entendido desde su significado más amplio:
✔ La relación práctico-productiva con la cual el ser humano interviene materialmente con la naturaleza y la transforman produciendo, con su trabajo, objetos que satisfacen determinadas necesidades vitales: alimentarse, vestirse, guarecerse, defenderse, comunicarse, transportarse, etc. ✔ La relación práctico-utilitaria en la cual utilizan o consumen esos objetos
El paso de los años va dejando en el olvido esta presencia conformadora del espacio, y en los últimos tiempos hasta el estudio del urbanismo aplicado llega a interpretar la existencia de núcleos como el Barrio de las Flores desde una perspectiva únicamente arquitectónica cuando, en realidad, las obligadas medidas de seguridad fueron las que propiciaron la existencia de estas áreas verdes y despejadas en las que no se podía planificar construcción alguna.
Estos elementos, ya asimilados y olvidados, son los que evidencian la existencia de una memoria histórica, en vías de desaparición por relevo generacional, que puede recordar el punto en el que la existencia de ofertas de empleo arrastró a grandes masas de población a trasladarse del campo a la ciudad. Porque así como para la gente más joven la presencia del oleoducto se reviste de “capricho industrial”, para la de más edad supuso la posibilidad de trabajo y desarrollo.
El desarrollismo de aquellos tiempos fue de la mano de la propia modernización de la sociedad: por ejemplo, ciudades como la propia Coruña en las que por aquel entonces había poco tráfico automovilístico y hoy presentan una masificación digna de las grandes urbes. La memoria histórica se aplica en este caso a la de generaciones que asistieron como protagonistas a la reconstrucción de un país, a una dedicación casi exclusiva por sacar adelante a sus familias y asegurarse un futuro, siempre gracias a la posibilidad de poder trabajar como elemento de dignificación y de sustento.
Pero también, por eso mismo ajenos, por fuerza, a las batallas que se jugaban a otros niveles
Como no puede ser menos, De Mudanza debe arrancar con los testimonios de quienes vivieron los inicios y de cómo se fueron integrando en los sucesivos presentes hasta caer en el olvido. Voces que hablan del esfuerzo de forma natural y anticlimática, más preocupadas por la subsistencia y el bienestar familiar que por el hecho de estar participando en el desarrollo de nuevos medios de vida.
La mutación
El desmantelamiento de las instalaciones del puerto de San Diego será lento y gradual. Paralelamente se pondrán en marcha las nuevas instalaciones en Punta Langosteira para que en ningún momento exista desabastecimiento de crudo. Será, tiene que ser, un proceso de réplica medido, preciso, puesto que desde la refinería de Bens se abastece de combustible a una amplia zona del noroeste de la península.
El proceso implica las grandes posibilidades estéticas que hablan de la capacidad del ser humano para redibujar sus entornos. En el caso de Punta Langosteira, significa dotar de infraestructuras una obra de grandes dimensiones que ya ha transformadazo toda su área de desarrollo.
Si en En Construcción (2001) José Luís Guerín partía de un proceso de rehabilitación para enfrentar la integración forzada de pasado y futuro, en este caso el conflicto visual no reside en la alternancia de estas dos visiones de un mismo espacio, sino en la potencia de un traslado al que van unidos modos de vida, procesos industriales y económicos y la redefinición de los espacios.
La culminación del proceso de traslado de Repsol implica importantes transformaciones:
- En el caso del puerto coruñés, su reconversión futura.
- En el de Punta Langosteira, disponer de nuevo de todos los elementos siguiendo una operativa integrada en procesos de gran complicación logística, incluyendo la construcción de un nuevo oleoducto que conlleva kilómetros de transformación del paisaje, sus usos y sus costumbres.
La mirada narrativa
Recuperar la memoria es un proceso de escucha, pero también de construcción. El relato de las historias perdidas sirve, en este caso, para disponer la cronografía de un crecimiento humano, demográfico y económico. Esta evolución se desarrollará integrando dos cuestiones básicas: la social y la tecnológica.
La construcción de la refinería coruñesa sirvió para generar riqueza en un momento en el que el país necesitaba salir de años de empobrecimiento y reclusión. Este proceso, como si de una recuperación clínica se tratase, conlleva asimilar de forma gradual las mejoras hasta el punto en que los problemas puedan lejanos y anecdóticos.
Este proceso de continuo crecimiento es el que hizo variar de forma significativa la relación de la sociedad con la industria, al sentir que ésta invade espacios que se esperan más humanos. Con todo, no se trata de reivindicar como favorable y enriquecedora su presencia pero sí de valorar hasta que punto fue necesaria su existencia para que la población llegase a gozar de algún tipo de estabilidad.
Es imprescindible, pues, establecer en De Mudanza una necesidad testimonial para lograr tener las voces que den forma a esta evolución a lo largo de los años, pero sin que sea una película de declaraciones. Lo global del relato no se apoya sobre personas aisladas, sino sobre una representación de la comunidad que posibilitó que el desarrollo fuese una realidad asumiendo y trabajando de forma silenciosa.
Este relato en realidad se apoya en un nuevo comienzo. Los procesos de descarga tendrán un nuevo principio, a la vez que el actual contexto de crisis provocó que de nuevo el empleo en el sector pueda ser algo similar a un “sueño profesional”: sueldo fijo, horarios… en definitiva, estabilidad.
Volviendo a En Construcción, la intromisión de los cambios en el espacio puede suponer una ruptura para la sociedad mucho mayor de lo esperado, aunque suceda a un ritmo que no se percibe en el corto plazo. Es la distancia la que permitirá dimensionar su repercusión y la realidad misma de los cambios: que el futuro, que será “el presente”, no haga inaccesible la perspectiva. En el caso de De Mudanza, ese futuro sería la pérdida de todas esas voces que, de forma casi invisible, sirvieron para avanzar en una única dirección de crecimiento que, con el paso del tiempo, se demostró completamente desvanecida. Y tratar de responder a una serie de preguntas:
✔ ¿Sabemos apreciar nuestro pasado?
✔ ¿Valoramos el esfuerzo del camino recorrido para entender el presente?
✔ ¿Aceptamos la idea de futuro como sinónimo de posibilidades?
Metáfora visual
La letanía de las horas y los días
En esta metáfora visual se presenta con especial atención al espectro de vida que existe en una ciudad convencional. Porque incluso cuando la mayoría duerme, todo sigue funcionando gracias a quienes están despiertos.
Entre medias se integran los distintos elementos climatológicos de cualquier urbe porque la alternancia entre el sol y la lluvia conlleva la adaptación al medio: por más que nos refugiemos en el asfalto, la capacidad de urbanizar no nos salva de estar en continua exposición.
Como decía también Baudelaire: “la ciudad cambia más deprisa que el corazón de sus habitantes“.
Relatos
En el caso de las piezas cortas, cada una tirnr un desarrollo de guion y relato visual específico que se centra en elementos concretos derivados del relato de las personas.
Cómo ya se prototipó en Josman #dMudanza, el relato visual fluye definiendo la historia previamente documentada, y no al revés.
Un documental sobre el Video Club Josman. por Pablo Portavales en La Voz de Galicia (11/01/2015):
Los que durante 29 años alquilaron películas ahora son los protagonistas de una cinta. Julia Sánchez, que ahora lleva un local de hostelería, y Manolo Riobó, los propietarios del desaparecido Videoclub Josman de la calle de la Torre, la videoteca de Monte Alto, como lo definió mi compañero Javier Becerra, asistieron ayer al estreno del cortometraje Josman (dMudanza).
El director del corto documental es Iago González que cuenta el cierre del emblemático local, según él, «el segundo más grande de España y que tenía un valor cultural y patrimonial entre sus 15.000 referencias muy elevado», destaca. Decidió grabar las últimas horas del Josman por amor. «Leí en La Voz la noticia del cierre y me trajo muchos recuerdos. Pasé horas y horas de mi vida en los años noventa entre aquellas estanterías y le pedí permiso a los dueños para recoger el proceso de desaparición», relata Iago, que presentó su trabajo en el CGAI de la calle Durán Loriga.
Atrás quedan aquellas noches en las que Julia y Manolo se quedaban hasta la madrugada para preparar el escaparate para el estreno de Acorralado. O los 17.000 socios que llegaron a tener, o las 300, 200 o 100 pesetas que costaba alquilar una cinta Beta o VHS en función de su actualidad.
Por lo menos el documental estrenado ayer mantendrá viva la historia de este legendario Videoclub, un negocio en vías de extinción, aunque en A Coruña todavía cinco resisten el paso del tiempo y de las nuevas tecnologías.
La voz de la ciudadanía
El desarrollo de este proyecto está enfocado al re-conocimiento de las historias personales en la construcción de la historia. Y a la responsabilidad individualmente solidaria de seguir haciendo futuro.
¿Qué cuentan nuestros padres y abuelos?
¿Qué van a poder contar nuestros hijos y nietos?