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<fc #6495ed>Alcoa: Memoria y… ¿futuro?</fc>

La Fábrica de A Coruña está ubicada en el Polígono Industrial de A Grela, a caballo entre los municipios de la capital y de Arteixo. Su construcción se inició en 1958 en una ubicación escogida por la disponibilidad de energía eléctrica y el acceso al puerto comercial, con magníficas condiciones para la recepción de materias primas y la expedición de los productos terminados.

Abarca una extensión de 257.847 m2 en los que se asientan dos naves paralelas de casi 700 m de longitud cada una que albergan dos Series de Electrólisis, una tercera nave de 366 m para la Fundición, y otras instalaciones como la fábrica de Pasta Söderberg y Electrometalúrgica, la subestación eléctrica, mantenimiento central y talleres auxiliares, oficinas generales y servicio médico.


(des)Memoria


Mas de 50 años en la ciudad

Dice la empresa en su Web

La fábrica se sitúa así entre las mejores del mundo de sus características y en posición para hacer frente a retos que afronta el sector en la actualidad, especialmente en lo que se refiere a las nuevas normativas medioambientales de la Unión Europea.

Asimismo, desarrolla una política activa de responsabilidad social compartiendo mejores prácticas con la comunidad asturiana en general en áreas como en salud, seguridad y medio ambiente. A través de Fundación Alcoa, financia proyectos de sostenibilidad y medio ambiente, formación y educación de los jóvenes, y de apoyo a los colectivos con necesidades especiales, y fomenta el voluntariado de sus trabajadores con programas específicos que viene aportando mejoras tangibles en los municipios de Arteixo y A Coruña.

La exposición conmemorativa del 50 aniversario de la Fábrica de A Coruña es un recorrido por la historia de cómo Alcoa y el aluminio han contribuido a transformar en realidad los sueños de generaciones, y ha aportado soluciones a las necesidades de la sociedad actual. Además de numerosas ilustraciones, audiovisuales sobre el desarrollo de la aviación comercial, desde el primer vuelo trasatlántico de Carlos Lindberg en el “El espíritu de San Luis” a los viajes espaciales, y el primer vuelo de la mayor nave existente en la actualidad, el Airbus 380.

Alcoa y el aluminio han ido de la mano desde los orígenes de la producción de este metal a escala industrial, gracias al descubrimiento de la electrólisis, participando en casi cada cambio que ha hecho posible e impulsado la aviación, desarrollando aleaciones especiales y piezas para vehículos de todo tipo, equipamientos electrónicos e industriales, elementos arquitectónicos, utensilios de cocina, mobiliario, y una lista innumerable de aplicaciones.

Con esta exposición, Alcoa Coruña desea hacer partícipe a la comunidad de la conmemoración, así como dar a conocer su actividad, que se plasma en cómo los productos que nacen en la fábrica herculina contribuyen también a hacer realidad los sueños por las cualidades únicas de los productos del este metal, que lo hace insustituible en numerosas aplicaciones.

En España, la compañía emplea a 3.500 empleados y tiene 6 centros de producción. Es el único productor de alúmina y de aluminio primario, y el primer fabricante productos laminados de dicho metal. Alcoa, fundada en Pittsburgh (EEUU) en 1888, es una empresa global, líder mundial en la producción de aluminio primario, productos intermedios y alúmina. Participa en todos los segmentos de la industria: tecnología, minería, refino, electrólisis, fabricación y reciclado.

Sus principales clientes se encuentran en los sectores aeroespacial, automoción, envase y embalaje, construcción, químico, deportes y entretenimiento, entre otros mercados, a los que suministra una gran variedad de productos intermedios y finales.


Hitos históricos

La diana de EEUU

El 'golpe' de O'Neill en España

El nuevo secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O'Neill, debe guardar un grato recuerdo de España. Porque en España hizo la mejor operación de su vida cuando en 1997, en su anterior cargo de presidente de Alcoa, compró la empresa de aluminios Inespal por sólo 410 millones de dólares (61.500 millones de pesetas).

Los activos valían 4.000 millones de dólares, así que O'Neill vino a pagar 10 centavos por cada dólar. “Fue la mejor operación que he visto en 20 años en el sector del aluminio”, dice Wayne Atwell, analista de Morgan Stanley Dean Witter, que asesoró en la operación al ministro de Economía, Rodrigo Rato. Cuando se encuentren, en la próxima reunión del Fondo Monetario Internacional o en cualquier otro foro, Rato y O'Neill podrán hablar de aquella ocasión, hace tres años, en que ambos jugaron una especie de partida de póker financiero de la que salió vencedor, con Inespal en la cartera, el empresario estadounidense.

O'Neill realizó una espléndida jugada. Por un lado, sabía que el Gobierno español, en el que el Partido Popular acababa de estrenarse, tenía prisa por privatizar Inespal. Por otro, conocía bien las demás multinacionales que podían pujar por la compañía española, y calculó que ninguna de ellas estaba en condiciones de realizar la compra. Alcam había sido propietaria de la mayoría de los activos de Inespal y se había desprendido de ellos, por lo que podía suponerse que no querría recuperarlos; Pechiney estaba inmersa en su propio proceso de privatización y no le convenía hacer nuevas inversiones; Reynolds se concentraba en los aluminios domésticos y en aquel momento no deseaba hacer compras fuera de Estados Unidos; y las demás empresas eran demasiado pequeñas para gestionar Inespal, explica otro de los analistas que participaron en la privatización.

El presidente de Alcoa hizo una oferta muy baja, dice el analista Wayne Atwell, contando con que no habría ninguna otra. Supo esperar a que el Gobierno español rebajara sus pretensiones. Y acertó. Fue un gran negocio. El Gobierno español puede lamentar no haber ingresado más dinero, pero en todos los demás sentidos hizo una buena operación porque Alcoa disponía de un equipo de ejecutivos excelente, se comprometió a no despedir trabajadores y los resultados de su gestión han sido, por ahora, muy satisfactorios para la empresa española, añaden fuentes de Morgan Stanley Dean Witter.

La opinión en España es bien distinta. La venta de Inespal, un complejo de fabricación de aluminio de dimensión desproporcionada, según los expertos, y que perdió entre 1990 y 1996 un total de 67.000 millones de pesetas, fue intentada por el Gobierno del PSOE en 1990, sin éxito. Tras una ampliación de capital suscrita por el Estado en 1994, el último Gobierno del PSOE retomó las conversaciones para su venta en el año 1995.

En junio de 1997 se logra un acuerdo de venta y en febrero de 1998 se cristaliza la operación con el desembolso de 61.500 millones de pesetas por parte de Alcoa, primer fabricante mundial del aluminio. Según la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) que controlaba el capital de la empresa ahora es muy fácil decir que no fue una buena venta, pero su versión es otra.

Fuentes de la SEPI señalan que la mejor oferta con diferencia era la presentada por Alcoa, ya que las otras que se presentaron pedían, además, dinero por hacerse cargo de Inespal. “Lo importante de la oferta de Alcoa era que despejaba el futuro de la compañía española, ya que se comprometía a realizar un plan industrial con unas inversiones de 64.950 millones de pesetas en un periodo de diez años. Esta cifra de inversión era un 75% superior que la media de las inversiones de Inespal en los años 1995, 1996 y 1997.

La SEPI resalta que Alcoa se comprometía a mantener el total de la plantilla compuesta por 4.500 personas y a convertir a Inespal en su centro neurálgico de Europa. Además, la compañía estadounidense se comprometió a invertir otros 25.800 millones de pesetas en mejoras mediambientales.

En una línea parecida se ha pronunciado la Federación Minero Metalúrgica de CC OO. Para este sindicato, no había ofertas mejores, ya que la de Alcoa aportaba nuevas inversiones, daba viabilidad al grupo de aluminio español y mantenía el empleo. CC OO reconoce que quizá el precio no fue muy alto pero ello solamente es un componente del acuerdo.

Lo cierto es que Inespal, de perder una media de 11.000 millones de pesetas al año en los últimos ejercicios bajo control español, pasó a ganar 16.000 millones en el año 1999. Ello ha sido posible porque se ha integrado en un grupo de dimensión mucho mayor que le ha permitido una gestión más racional y una disminución de costes.


1999

Nueva economía, 12/12/1999

Alcoa quiere introducir la cultura americana en Inespal. La multinacional se opone a la jornada laboral de 35 horas. Plantea congelar la antigüedad de la plantilla y primar a cambio la productividad

Cuando en febrero de 1998 la multinacional Alcoa se decidió a dar el paso definitivo y compró Inespal, los directivos americanos tenían sólo un objetivo: convertir la compañía en el trampolín de Europa. El presidente del mayor grupo de aluminio del mundo, Paul H. O'Neill, se presentó en la plaza del Marqués de Salamanca para negociar con el responsable de la Sepi, Pedro Ferreras. O'Neill sabía que, junto con EEUU y Japón, Europa es el mayor consumidor de aluminio, y que la única forma de posicionarse en este mercado era implantarse con fuerza en territorio comunitario. Inespal era la baza para Europa.

De este modo, Alcoa no sólo tomaba más músculo en su negocio, sino que también se blindaba de forma casi absoluta ante sus temidos rivales, como la canadiense Alcan, la francesa Pechiney y el grupo suizo Algroup. Posteriormente, estas tres sociedades han acabado uniéndose y obligaron en agosto pasado a reaccionar a la multinacional americana.

Para poder mantener ese liderazgo, Alcoa ha tenido que comprar la compañía Reynolds Metals, por 4.400 millones de dólares ­unos 705.000 millones de pesetas­. Una enorme inversión que todavía debe recibir el placet de las autoridades norteamericanas. Estados Unidos dispone de una rígida regulación antitrust, para evitar precisamente que se produzcan situaciones de monopolio.

El gigante que surgirá de Alcoa y Reynolds elevará la cifra de negocio a 3,3 billones de pesetas y los beneficios a 143.364 millones de pesetas, dando empleo a 123.500 trabajadores. Alcoa, líder mundial del sector de aluminio, tiene repartidas 250 plantas entre 30 países. En Europa concretamente, dispone de 60 fábricas que dan trabajo a más de 20.000 personas.

Europa consume más del 30% del aluminio que se fabrica en el mundo, y es el continente donde se presentan mayores índices de crecimiento. Dos razones de peso para que la multinacional americana apostase por la compra de Inespal.

Abrir mercados

Dieciocho meses después de su aterrizaje en el mercado español, sus directivos dicen haber logrado parte de sus propósitos pero no todos. En este tiempo, aseguran haber logrado mejorar la productividad de la compañía ­el ejercicio pasado facuraron 160.000 millones de pesetas­ y reducir los niveles de siniestralidad laboral. El presidente de la filial, Leandro Guillén, afirma que se ha reducido a una cuarta parte el número de accidentes laborales que antes registraba la empresa.

Por cada 100.000 horas de trabajo realizadas durante el presente ejercicio se han contabilizado únicamente 2,2 accidentes. Una cifra que para la dirección demuestra no sólo que las condiciones de seguridad han mejorado, sino también el interés que muestran los 4.500 trabajadores de la compañía.

¿Cómo se logra esto? El presidente de Alcoa España atribuye su éxito en la experiencia que aglutina la compañía ­fue fundada en 1988 en Pittsburgh (EEUU) por Charles Martin Hall, inventor del proceso de la electrolisis que permite la obtención del aluminio a escala industrial­, y en el empeño que siempre ha puesto. La multinacional americana utiliza en todos sus centros medidas preventivas y continuos cursos de reciclaje y de formación.

Desde su entrada en Inespal, la empresa atraviesa por unos buenos momentos financieros. Gracias al crecimiento económico y al tirón que registra el sector de la construcción, cuenta con una fuerte carga de trabajo. La demanda, en cambio, no ha servido para que los precios suban en los mercados internacionales. Por esa razón el año ha tenido dos caras: un primer semestre débil y una segunda parte mucho más fuerte, que permitirá superar los resultados de 1998.

En este tiempo, Alcoa lleva invertidos 14.000 millones de pesetas. De ellos, 3.400 millones se han destinado a la planta de San Ciprián (Lugo).

Pero no todo han sido éxitos en los dieciocho meses que llevan implantados en el país. Sus ejecutivos se han encontrado con una dificultad que todavía no han logrado solventar. Por culpa del convenio colectivo, las relaciones laborales no han resultado excelentemente buenas y persiste entre los trabajadores la amenaza de huelga.

Polos opuestos

Los motivos son varios. Inespal ha pasado de pronto de ser una empresa pública a convertirse en una sociedad totalmente privada, con criterios de producción muy diferentes y planes de trabajo distintos. Desde la privatización todavía no se ha firmado ningún convenio colectivo.

Según CCOO y UGT, es en este punto donde la empresa está chocando con los trabajadores. La multinacional ha tratado de imponer algunas de las normas norteamericanas, con sistemas laborales individualizados que dejaban a veces de lado a los propios sindicatos. La primera medida, según han denunciado las fuerzas sociales, fue rebajar el salario y ajustarlo al incremento que había registrado la inflación.

Por otro lado, la multinacional ha querido acabar con algunos de los privilegios que los trabajadores habían heredado del pasado. Quieren congelar la antigüedad al 1 de enero de 1999 a cambio de primar la productividad.

La dirección se opone, por el contrario, a la propuesta que plantean los sindicatos de adelantar la jubilación a los 60 años. Sus argumentos se basan en que antes de su entrada en Inespal, el anterior equipo directivo había hecho una reestructuración de plantilla, por lo que no ven necesario jubilar a los trabajadores antes de esa edad. La plantilla media ronda los 50 años.

Este punto se encuentra, según la compañía, en vías de solución. La compañía está dispuesta a aceptar una renovación de plantilla a cinco años a través de contratos de relevo. En el acuerdo, la multinacional se comprometería a que las vacantes que se produzcan sean cubiertas con los hijos de los trabajadores que vayan dejando la empresa.

Una segunda medida que los trabajadores quieren lograr es la jornada laboral de 35 horas, a lo que la dirección se opone tajantemente. Leandro Guillén afirma que están dispuestos a llegar a un pacto con los sindicatos, siempre que sus demandas no afecten a la competitividad, al futuro de la plantilla y a los intereses de los accionistas del grupo. “Buscamos una estructura participativa, y que los beneficios que se generen se destinen a aquellos aspectos prioritarios del grupo”, asegura.

Ferrari apuesta por el aluminio

El aluminio está llamado a ser el gran aliado del sector de la automoción. Las multinacionales han comenzado a interesarse cada día más por incrementar el uso del aluminio en los coches. La casa Ferrari presentó en marzo pasado en el Salón de Ginebra el nuevo modelo Modena 360 en sustitución del F355. Su estructura va toda en aluminio. Se espera que el próximo verano esté en el mercado. Para lograrlo, Alcoa Automobil Structures ha trabajado cinco años junto a Ferrari. El grupo colabora también con Audi y con DaimlerChrysler para conseguir un chasis y una estructura de alto rendimiento para el Audi 8 y el Plymounth Prowler.

Según los expertos, las diferencias son notables. La corrosión es menor que la del acero. Da las mismas prestaciones en cuanto a vibración, ruido y rigidez. Pero, en cambio, el consumo es menor. Un coche de aluminio reduce su peso hasta un 50%. Esto supone que, por cada 100 kilogramos menos, se logra un ahorro de seis litros a los mil kilómetros.


¿Futuro?

El "negocio redondo" de Alcoa en España

Los trabajadores de A Grela denuncian que recogió beneficios desde que compró Inespal en 1998 y que apenas invirtió en sus fábricas. La plantilla entiende que en cuanto la aluminera tiene problemas “usa a los trabajadores como rehenes”

La plantilla culpa a la propia multinacional de que las plantas de A Coruña y Avilés sean menos eficientes

La historia se repite en las fábricas de Alcoa de A Coruña y Avilés (Asturias) tras la subasta de los incentivos eléctricos para 2016. Sobre las dos pesa la amenaza de cierre, igual que el año pasado, algo que “indigna” a la plantilla al entender que en cuanto la aluminera se encuentra algún obstáculo en su actividad “usa a los trabajadores como rehenes” para mantener sus “privilegios” en España y seguir “engordando” sus cuentas. El comité de empresa de la planta de A Coruña asegura que la aluminera hizo un “negocio redondo” con la adquisición de la firma pública Inespal en 1998 y que, desde entonces, disfrutó de importantes privilegios que le permitieron obtener grandes beneficios “que no invirtió en la modernización de sus plantas españolas”. Por este motivo, considera que si las fábricas de A Coruña y Avilés son menos eficientes es “por decisiones de la propia empresa” y sostiene que habría que cambiar el sistema de asignación de los incentivos eléctricos para que incluya “compromisos de inversión y de mantenimiento del empleo” con la finalidad de que las empresas “no abandonen el país al primer revés que se encuentren en su camino”.

El “negocio redondo” de Alcoa desde su llegada a España se resume, según el comité de empresa de la planta de A Coruña, en los siguientes puntos:

►Adquisición de Inespal. La plantilla coruñesa de Alcoa denuncia que la compra de la empresa pública Inespal -con 10 centros de trabajo en España- por la multinacional aluminera en 1998 fue “un chollo”. El precio de venta se fijó en 383 millones de euros y el acuerdo incluía algunas garantías como que Alcoa debía invertir casi 400 millones de euros en la compañía en los siguientes 10 años y que tendría que mantener la plantilla de Inespal, que en ese momento contaba con 4.674 trabajadores. Con el paso de los años, aseguran los trabajadores, las inversiones no llegaron y la plantilla se redujo considerablemente. De hecho, buena parte de las plantas de Inespal fueron vendidas, hasta el punto de que ahora solo quedan tres: la de A Coruña, la de Avilés y la de San Cibrao (Lugo).

Pero la cláusula más beneficiosa para la firma estadounidense establecía que tendría derecho a recibir una contraprestación económica de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) por el incremento del precio de la energía en los siguientes 15 años, con el tope máximo del precio de venta de Inespal (383 millones de euros). “Antes de alcanzarse el plazo establecido, que concluía en 2013, la SEPI ya devolvió a Alcoa todo lo que había pagado por la empresa, por lo que se puede decir que el grupo Inespal fue regalado a la multinacional estadounidense”, explican fuentes del comité de empresa de la fábrica de A Grela.

►Ingentes beneficios. Los trabajadores coruñeses aseguran que desde que Alcoa llegó a España el grupo obtuvo importantes ganancias. Sólo entre las fábricas de A Coruña y Avilés -las dos sobre las que pesa la amenaza de cierre tras el resultado de la subasta de los incentivos eléctricos de la semana pasada-, la compañía ganó 1.492 millones de euros de 1998 a 2011. La plantilla del centro coruñés considera “especialmente sangrante” el caso de 2011, en el que la firma obtuvo unas ganancias de 406 millones entre las dos factorías y al año siguiente presentó un expediente de regulación de empleo (ERE) temporal de un año ante la “previsión de pérdidas y la reducción de la producción mundial” anunciada por la propia compañía, a lo que se sumaba “la incertidumbre por la finalización del contrato de energía el 31 de diciembre de 2012”. “El ERE empezaba en abril y por entonces los trabajadores no sabíamos que en 2011 la empresa había ganado más de 400 millones de euros. Las autoridades laborales aprobaron el expediente de regulación temporal teniendo en cuenta sus previsiones, pero las previsiones de Alcoa fallan más que una escopeta de feria”, critica el presidente del comité de empresa de la fábrica coruñesa, Juan Carlos López Corbacho.

Los trabajadores defienden que las plantas españolas pueden ser rentables y consideran que Alcoa “llora” en cuento deja de obtener los “ingentes beneficios” de años anteriores. “El año pasado la factoría de A Coruña, al 60% de actividad y en una situación de mercado calificada como 'mala', ganó 2,5 millones. Lo que demuestra que es rentable”, apunta el portavoz de la plantilla. “Lo que pasa es que la empresa quiere ganar siempre y en cuanto registra pérdidas hace lo posible para que le resuelvan el problema”, denuncia López Corbacho.

►Inversión inexistente. Los sindicatos sostienen que la empresa apenas realizó inversiones desde que entró en el negocio del aluminio en España. Las más importantes, remarcan, fueron “obligadas”, para cumplir con la normativa medioambiental europea. De hecho, denuncian que la aluminera no acometió otras inversiones que le podrían haber reportado importantes beneficios. “A Coruña firmó en 2011 un Plan de Competitividad para reducir los costes en 5 millones de euros al año y la dirección lo incumplió. Las inversiones eran mínimas, la mayoría subvencionadas, y debían acometerse en un año en el que la compañía obtuvo 406 millones de beneficio”, lamenta el comité de empresa. “Parece que todo el dinero que gana aquí lo lleva para fuera porque ese mismo año Alcoa Inespal concedió créditos a otras firmas del grupo por casi 420 millones. Una muestra más de que no invierte porque no quiere, no porque no pueda”, añade.

Otro ejemplo del “nulo interés” de la compañía por invertir en España y mejorar la rentabilidad de sus plantas es la conexión de gas en la planta de A Grela. El uso del gas en la fundición supondría un ahorro anual de 500.000 euros al año y costaba 1,5 millones de euros: 800.000 euros subvencionados por la Xunta y 700.000 que debía aportar la multinacional estadounidense. Finalmente el proyecto, planteado también en 2011, se quedó en nada.

►Decisiones perjudiciales. La plantilla coruñesa también considera que algunas decisiones adoptadas por Alcoa perjudican a las plantas españolas. Una de ellas se produjo el año pasado, cuando en la subasta de los incentivos eléctricos para 2015 la compañía elevó de 110 a 120 los megavatios interrumpibles ofrecidos desde A Grela. Esta decisión provocó que la planta tuviese que elevar su capacidad desde el 60% que tenía en 2014 al 74% de la actualidad. “Este incremento se produjo pese a que la empresa estaba obteniendo menos ingresos por la interrumpibilidad y a que había una previsión de que el precio del aluminio bajaría este año al haber más producto en el mercado. Algo que, sin duda, reduce considerablemente la rentabilidad de la fábrica coruñesa”, denuncia el comité de empresa de Alcoa.

►Beneficios sin compromisos. La plantilla también denuncia que la aluminera se benefició en los últimos años de unos incentivos en la tarifa eléctrica que no repercutieron en inversiones en las fábricas españolas, por lo que pide que se cambie el sistema y las empresas beneficiarias de estas primas tengan que presentar un plan industrial a largo plazo con inversiones y compromisos de mantenimiento del empleo.


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